En Chile, el caso de la multitienda La Polar ha monopolizado los medios de comunicación y la agenda pública.
Lo anterior debido a que la gran caída del precio de la acción, producto del sinceramiento de la situación económica de la empresa, hace que el manejo irregular de una empresa que cotiza en bolsa, por parte de ejecutivos y directores, ponga dudas sobre el sistema económico y financiero.
Lo que ocurrió, descrito en forma sencilla, es que la empresa no fue provisionando la real cartera vencida y esta se fue acumulando en el tiempo como deudas por cobrar sin castigar las utilidades de la compañía, haciendo que el valor bursátil fuera superior al que correspondía.
Lo que se hace normalmente en una empresa es ir reconociendo como incobrable las deudas que van superando un cierto tiempo sin que estás se paguen. Existen criterios y marco regulatorio que indican como se debe ir haciendo las respectivas provisiones. Ahora bien, si una deuda vencida se repacta con el deudor, la fecha de inicio de la deuda cambia a la fecha de repactación, reconociendo esto como una deuda válida y no vencida evitando así castigar utilidades.
La Polar generó documentos falsos que indicaban una repactación con los clientes, lo cual no fue así, ya que esta supuesta repactación no contaba con la aprobación de estos. Esto principalmente se hacía para evitar se vieran disminuidas las utilidades y por consecuencia el valor bursátil.
Mucho se ha puesto en cuestionamiento que fallaron los controles, pero en un sistema en donde todos los involucrados como ejecutivos, directores y auditores externos se ven beneficiado por la mantención de una práctica como esta, sin costo alguno en patrimonio personal ni privación de libertad, se hace imposible que existan controles suficientes para evitar estas prácticas.
Dicho sea paso, La Polar tuvo por 6 años flujo operacional negativo, lo que implica que la empresa no generaba los flujos necesarios para pagar su operación. Indicador como este es más que suficiente para que ejecutivos y directores entiendan que la empresa que administran está en una situación más que compleja y que si además presenta utilidades estas son más que cuestionables.
Otra arista relevante de este caso está asociado al mercado financiero, el que permitió que una empresa presentara una caída tan significante del valor de su acción de un día para otro. Esto se explica en que el sistema financiero funciona bajo el modelo del libre mercado, el cual sustenta su funcionamiento en supuestos esenciales, entre los cuales la Información perfecta, abundante y gratis claramente no se cumple. Es por esto que el sistema permite esconder información generando un valor ficticio y al tiempo sincerarlo con la pérdida de valor de la acción. Sumado a lo anterior, el valor de la empresa que debiese ser en base al valor de flujos que generará esta en el tiempo no es tal en bolsa, ya que este valor se mueve según oferta y demanda de acciones. Eso sí se supone que en un mercado perfecto debiese ser igual al calculado por los flujos futuros.
Es tal el nivel del incumplimiento de este supuesto que las expectativas son alteradas con información falsa o que no necesariamente se cumplirá. Muchas personas compraron acciones a valor alto cuando se “supo” que La Polar haría inversiones en el mercado externo, lo cual nunca se materializó y hoy su capital puesto en estas acciones disminuyó en más de cuatro veces en un periodo de tiempo muy corto.
En resumen lo que falló es un marco legal que no sanciona a directores ni ejecutivos que probablemente hayan avalados esta prácticas en forma informal y quedando toda la responsabilidad en mandos medios, además de un sistema financiero que no da garantías de que la información que se tiene a la hora de hacer una compra de acciones se la verdadera y la misma para todos.
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